EL AÑO 2019. PRIMERA FASE.
Este
artículo resultará bastante extenso como para ser leído de una sola corrida y
ello es la razón para titularlo de esa manera tan particular. El 2019 es un año
como cualquier otro. Durará 365 días, 12 meses. Su día central es el próximo
martes 02 de julio y a partir de la siguiente fecha transcurrirá la otra mitad
del año. Esto, tampoco es extraordinario; siempre se repite en los períodos de
365 días, vale decir, el centésimo octogésimo tercer (183º) día del año es
cuando se divide en dos partes o mitades, solo cambia el día de la semana; el
año pasado fue lunes.
Este
fin de año, mejor dicho, este diciembre es el vigésimo aniversario de la
tragedia del Estado Vargas. Sus fechas de ocurrencia, 14 y 15, marcan un antes
y un después en la vida de los criollos y extranjeros residentes de este confín
territorial. Cualquiera se puede preguntar: ¿Y por qué una división cronológica
tan precisa con ambas fechas? Muchas son las razones y muchas más las
consecuencias. Ordenaré los eventos ocurridos tal como las neuronas les vayan
descubriendo en sus compartimientos. Así, entonces:
1. Una
cadena de televisión en la cual el Presidente Hugo Chávez Frías recalcaba,
vehementemente, el compromiso o la obligatoriedad de asistir al referéndum al día
siguiente para la aprobación o no, de la actual Constitución redactada por la
Asamblea Constituyente de aquel entonces. Incluso, reforzó su argumento con las
mismas palabras dichas por Bolívar a raíz del terremoto de Caracas en los
tiempos de la Guerra de la Independencia.
2.
A la mañana siguiente, la masiva asistencia del
pueblo a “oponerse a la naturaleza, luchar contra ella y hacer que le
obedeciese”, respaldando así la convocatoria del Presidente. Es inolvidable la
cara de un señor “asistiendo” a su mamá, en el acto de colocar el SI. Aquel día
no hubo respeto al acto individual. En un aula podían estar presentes más de 5
personas al mismo tiempo. Al final, la votación era una selección simple: SI o
No.
3.
Mi decisión de votar por la NO aprobación de la
Carta Magna tal cual estaba redactada. Ello lo provocó la no consagración de
manera clara, precisa y contundente de “LA FAMILIA”· como núcleo fundamental de
la sociedad.
4.
Las condiciones atmosféricas adversas en todo
el país para llevar a cabo el evento de consulta. Era una especie de
“inconsolable llanto celestial”, quizás, anticipando el triste devenir de la
patria de Bolívar. Había suficientes razones para diferirlo, pero hubo muchas
más del interés del Presidente, y quien sabe de cuales otros, para no postergarlo.
5.
Los reportes diarios, vía medios de
comunicación, de las listas de familiares y amigos cuyos relacionados presumían
desaparecidos dada la magnitud de la tragedia.
6.
La mancomunidad de esfuerzos de la aviación
privada y la Fuerza Aérea Venezolana para realizar el traslado de los
“desamparados varguenses”.
7.
Las reiteradas vistas aéreas, posterior al fin
de la tormenta, del “como” estaba el Litoral.
8.
La herida en la montaña como consecuencia del
evento. Era una toma de cámara con un potente lente de acercamiento. Se veía el
torrente de agua bajando por la falda norteña del Ávila, hoy, Waraira Repano y
con él, la muerte, la destrucción, el abandono, las orfandades y las pérdidas
materiales irreparables.
9.
El lodo derribando la cerca principal de uno de
los edificios afectados por el evento meteorológico.
10. La
imprecisa imagen del video enfocando una de las viviendas de la Urbanización
“Los Corales”. Quien filma observó a una persona subiendo al tejado techo en un
intento por salvarse y grabó el momento. Aparentemente, la víctima fue Pedro
Padrón Panza, el de los Tiburones de La Guaira. Se observó cuando las casas se
desplomaron por efecto del empuje de las turbulentas aguas mezclada con los
materiales en suspensión y las inmensas rocas que serán postreras testigos
mudos de aquella avalancha.
11. Un
paisano arrastrado por las aguas.
12. El
rescate de un niño previo al desplome de la pared donde se encontraba subido.
13. La
cantidad innumerable de personas haciendo filas para ser trasladadas a lugares
más seguros que aquel donde estaban.
14. Las
fotografías de los edificios cortados por la avalancha de agua y lodo en las
inmediaciones del canal trapecial que separa a Macuto de la Urbanización “Los
Corales”.
15. Las
dantescas escenas de Anare y poblados aledaños, nacidos en las márgenes de los
cursos naturales de agua.
16. Una de
las periodistas de Venevisión cubierta con barro hasta las rodillas haciendo un
reportaje sobre el evento.
17. El Gimnasio de las “Naciones Unidas” en la
Urbanización “El Paraíso” de Caracas, lleno de accidentados y angustiados
hombres, mujeres, niños acompañados de voluntarios. Estos brindaron apoyo
psicológico por iniciativa de Defensa Civil.
18. El
aeropuerto de “La Carlota” como base aérea para las operaciones de las naves de
rescate y el tránsito de helicópteros y de personas.
19. Los
buques de la Armada estadounidense esperando el cumplimiento del debido
protocolo para desembarcar equipos y unidades de apoyo para la reconstrucción
momentánea de las zonas afectadas. A esto se negó rotundamente el Presidente
Hugo Chávez Frías.
20. La
denuncia de los vecinos del área afectada de situaciones policiales nada
agradables.
Son
veinte recuerdos traídos al papel. Pudieran ser más, pero mis neuronas solo
abrieron esos compartimientos. Tal como lo notan, es uno por cada año
transcurrido desde entonces hasta ahora.
Evocarlos
es patentizar sobre el papel la indolencia de un Estado, de un Gobierno, de un
Régimen, para con la población nativa, con los deudos de las víctimas, con los
sobrevivientes, con los residentes de aquellos años y, con el resto del mundo
que donó cuantiosas sumas para recuperar el área.
La
veintena de recuerdos es la consecuencia de un evento anormal. Pero también es
la comprobación de “la obediencia debida a ciertos dictados” y, más
concretamente, al contenido de la siguiente frase:
1. “…LA
NACIONALIZACIÓN SOCIALISTA, en primer lugar, liquida la propiedad capitalista
sobre los principales medios de producción con lo que DESTRUYE la dominación
económica de la burguesía…”
Indiferentes
ante la imagen de un estado ruinoso que aun muestra, como trofeo o como
símbolo, los edificios destrozados, los terrenos abandonados, las familias
disgregadas, hay una exhibición impúdica de las “francachelas” de personeros
del Régimen, a la par de confesiones de culpabilidad por sustracción de
“irrisorios montos”, en dólares, de personeros de la anterior administración,
la de Chávez.
Al
retrotraer las primeras escenas dadas a conocer, se puede pensar que estas
parecían ser premonitorias de las grandes desgracias futuras. Adicionalmente, dado
el carácter o la sensación de querer demoler el “período político de vida
democrática precedente” que imprimía la Nueva Carta Magna la gran mayoría no
comprendió “aquel signo del tiempo”.
Fundamentados
en el conocimiento sabido de las coincidencias ideológicas del recién electo
Presidente de Venezuela con el Comandante Fidel Castro Ruz, se intuía “algo no
muy santo” para esta nación; sobre todo, por la insistencia del llamado a votar
en la fecha elegida previamente. Es verdad, pero pudo haberse pospuesto tomando
en cuenta el dolor de millares de venezolanos. Fue insólita la NO suspensión,
pero más desafortunada la decisión del pueblo de asistir a los centros de
votación mientras otros miles de criollos perdían la vida ante la furia del
evento atmosférico.
NELSON
ROMERO DIAZ
17.06.019
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