domingo, 28 de febrero de 2016

INTERPRETACIONES

Nelson Romero Díaz
21 de febrero de 2016


Interpretación es el sustantivo del verbo interpretar, al cual el Diccionario de la Lengua Española en su versión digital le asigna ocho acepciones, siendo la tercera y cuarta las más utilizadas. Tiene varios sinónimos entre ellos, lectura, exégesis y comentario.

Entrando en sintonía con la modernidad formularía varias preguntas con sus respectivas respuestas que según el cristal con el cual se mire tendrá diversas lecturas. Recuerdo a Marta Colomina en su etapa mediática en la planta Globovisión cuando les preguntaba a sus entrevistados: “¿Qué lectura le da a tal o cual gesto tenido por Perico de los Palotes con Chester, el asistente del Marshall Dillon?”
Comprendo la reacción de cualquier lector avisando la caída de la cédula, pero no importa; ellas están para eso, para caerse en un país sin memoria.

Formúlense algunas interrogantes: ¿Alguien recuerda que durante el paro petrolero un paisano le recomendara no hacer las colas para comprar gasolina? Seguramente, la mayoría no. Otra consulta y luego, las “lecturas” de los hechos.
¿Alguien recuerda que el sector privado de la economía proclamara  a los cuatro vientos que la actividad privada aporta al Estado más recursos que lo imaginado por muchos? Probablemente, no.
Con referencia a la primera de las preguntas, recuerdo que en conversaciones con amigos y conocidos, y tazas de café de por medio, lo comenté. Les manifesté la inconveniencia de montar guardia, por largas horas, en las estaciones de combustible. Hacerlo, insistí, era una señal para el régimen; era la plena disposición del ciudadano común a hacer filas futuras para adquisición de comida, productos farmacéuticos, medicinas y otros bienes de consumo. Más de uno me tildó de loco, cuando le recordé la promesa de llevarnos a “turistear al mar de la felicidad”. Fue en vano la advertencia.

Ha pasado un tiempo precioso para el criollo; en un cuarto o un tercio de su duración terrenal ha ido desmejorando diariamente su calidad de vida, de manera imperceptible quizás y no pasa nada. Se acerca a veinte años el lapso de este régimen, el del binomio Chávez – Maduro, y el venezolano ha ido haciendo como la escena tantas veces narrada del sapo en la olla con el agua calentándose y el pobre batracio escalando las paredes para no caer y quemarse, pero las fuerzas les fallan. A los venezolanos les podrá ocurrir lo mismo: se debilitarán y ¡zas!

Las “lecturas” de los ciudadanos con respecto a la “política” del manejo de los asuntos de la nación son diametralmente opuestas a la de los “operadores políticos” sean gubernamentales o de oposición. Los gubernamentales actuales tienen la convicción de que los recursos del Estado son objeto de repartición entre los jerarcas y allegados, mientras el pueblo es esclavizado. Los de oposición, en razón de sus cálculos evitan llamar algunas cosas por su nombre. Pensando en el caudal de votos no les dicen a los pobladores que todo cuanto se vive es consecuencia del mismo plan comenzado por Hugo Chávez.
Uno llega a pensar que dada la poca importancia que tenía su vida para este, Chávez, de tantas veces que lo dijo, si autogeneraría el mal que acabo con él o, por el contrario, la maldición del cementerio por abrir lo que no se debía acabó con él y hubo de cambiar al ejecutor del proyecto. No se distraigan: el plan es el mismo, los actores son otros; es el mismo libreto de teatro con otras caras.

El Régimen del Socialismo del Siglo XXI ha sido exitoso en su plan de desmoronar todo lo referido al Sistema Democrático. Promovió la huelga petrolera – Chávez dixit – y realizó los cambios que le dio en gana en la Industria de la mano de Rafael Ramírez Carreño quien ejerció la doble función de “Supervisor del Estado” y Presidente de PDVSA hasta la postración actual.

El venezolano común no comprendió, ni lo ha entendido aún, el objetivo “político” del régimen el cual ha estado encubierto siempre por la idea de la igualdad social. No interpretó correctamente el mensaje de “paz y amor” inicial como tampoco los analistas políticos, los “expertos constitucionalistas” y los “operadores del diario ocurrir”.

El país necesita una voz que le hable. Puede ser una o un conjunto de ellas conocedoras de lo que ocurre y pueda acontecer. La Política, con mayúsculas, como la vida es similar a una partida de ajedrez; las piezas se mueven estratégicamente con la finalidad de vencer al contrario. El régimen ha empleado la táctica de atacar al Rey y a la Reina simultáneamente para capturar a esta y vencer a aquel. Ella, la Reina, es la exaltación cívica de los pueblos y la venezolana esta diluida en las colas mañaneras de los vehículos, en la de los “bachaqueros” a las puertas de tiendas y supermercados, en la revisión de las noticias, en la contabilidad del presupuesto familiar, en la cacería de la llegada de las raciones de productos de consumo masivo a las casas comerciales. Pero el gobierno afirma no tener la distribución de alimentos. Interprete esa voz ¿A quién quiere señalar?

En los años sesenta, los padres de muchos de los que hoy defienden al régimen, incendiaron la calle como si tuvieran una patente de corso y los de muchos de los militantes de oposición objetaban dicho comportamiento por considerar que contradecía los objetivos o argumentos esgrimidos por aquella izquierda política, entre los que se puede mencionar: la dependencia tecnológica, extranjera, la explotación por parte de los estadounidenses, el dominio mundial de estos. Han pasado cincuenta años y el discurso es “la misma consigna que a diario escucha, hoy en día.


Finalmente, una pregunta para cavilar larga, tendidamente y entre amigos, conocidos, afectos y familiares ¿Qué pasaría hoy si la misma patente de corso con la que aquellos incendiaban al país fuera propiedad de la oposición?

lunes, 15 de febrero de 2016

DECADENCIA.  DEGRADACIÓN.  DESIDIA

Nelson Romero Díaz
13/02/2016

Tres voces, tres significados distintos, tres utilidades conceptuales para un panorama. Lo correcto en este caso, por razones de elemental sentido de la trascendencia, es definir cada uno de los términos incluyendo su etimología.
Así entonces, DECADENCIA es el vocablo que identifica el efecto de decaer. Este es un verbo intransitivo de origen latino que aplicado a una persona o a una cosa es “ir a menos, perder alguna parte de las condiciones o propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor”. DEGRADACIÓN es la voz que expresa la acción de degradar o degradarse; también es de origen latino. Por último, DESIDIA es el nombre de género femenino asociado a la negligencia, a la falta de cuidado.
Se hace necesaria la inclusión complementaria de la definición de la locución ETIMOLOGÍA, la cual es de origen griego, asimilada por el latín y de allí transmitida al español para describir el origen de las palabras, de su significación y de su forma. ¡Iníciese en consecuencia!

Desidia, es de origen latino, específicamente del verbo “desidere”. Está compuesta por el prefijo “de”, que indica separación de arriba abajo y por el verbo “sidere”, que es sentarse. “Desidere” es desplomarse o bajarse del asiento.
Note el parecido de estas dos palabras: deseo y desidia. Esta es la negligencia por falta de deseo. Ejemplos: los ciudadanos son negligentes en el cuido del ornato público; los estudiantes tienen bajas calificaciones por falta de estudio y exceso de desidia; el gobierno es negligente en el uso los recursos monetarios.

Degradación. También es de origen latino. Compuesta a su vez por tres voces, el prefijo “de”; el verbo “graduari” y el sufijo “ción”, que transmite la idea de la acción y efecto. Ejemplo: el juez de la causa degradó al escribiente que le auxiliaba durante el juicio oral; los Presidentes degradan la majestad del cargo cuando utilizan palabras insultantes al referirse a sus gobernados; la calidad del acero se ha degradado, pareciera que hay problemas en la siderúrgica.

Finalizando con este segmento del artículo, se tiene al sustantivo Decadencia. Evidentemente es de origen latino y está construido con cuatro voces lexicales: el prefijo “de”; el verbo “cadere”, caer; la partícula “nt”, la cual identifica el agente realizador de la acción y el sufijo “ia” referido a la cualidad. Para abreviar, decadencia proviene del verbo decaer.

Y, ahora el discurrir originario de este artículo. Dice así: “La degradación de la calidad de vida de una población cualquiera tiene su origen en la deficiencia de la prestación sus servicios públicos, de la insuficiencia presupuestaria con la que cuenta su autoridad administrativa fundamental. A estos dos aspectos se les suma la desidia de los pobladores en el oportuno pago de sus deberes tributarios y tasas, la de los gobernantes de turno en el pago de las deudas contraídas con los contratistas, los prestadores de servicio interno y el personal administrativo, el irrespeto al ciudadano y la decadente estructura organizativa de las oficinas de la Administración Pública salvo, por supuesto, sus excepciones.

Cuando se habla de calidad de vida, se refiere a un conjunto de parámetros de medición que oscila entre 0 y 100 de la puntuación alcanzada por un listado de bienes intangibles de obligatorio cumplimiento por cualquier organismo gubernamental representativo del Estado, como ente monopolizador de la prestación de esos servicios. Esos parámetros son aplicables a cualquier categoría y condición de atención, sea exclusivamente público, exclusivamente privado o en asociación. Matemáticamente hablando, “Calidad de Vida” es una variable cuantificable, dependiente de otras variables y cuya resolución no es tema de esta opinión.

¿Y cuáles son esos bienes intangibles? Un listado no exhaustivo es el conformado por: calidad y frecuencia del suministro de agua potable; recolección, disposición y tratamiento de los desechos sólidos; mantenimiento de los colectores de aguas servidas y conversión de estas en aguas útiles distintas al consumo humano; alumbrado público; asfaltado de calles y avenidas tanto del centro urbano como los de los ámbitos territoriales periféricos; adecuado balance entre las áreas de desarrollo arquitectónico vivencial y comercial y las de parques vegetales; aceras en buen estado para el normal desenvolvimiento de personas de cualquier edad; red adecuada y eficiente de transporte público; seguridad ciudadana tanto policial anti delincuencial como administrativo del tránsito vehicular; higienización de aceras y cunetas; mantenimiento de rejillas de alcantarillados de recolección de aguas pluviales; precisión y sincronización de la red de semáforos de control vehicular; dotación a los grandes hospitales y centros ambulatorios de los insumos propios para su actividad sanitaria médica y de las ambulancias en buen estado; dotación adecuada de los equipos Bomberiles; educación pública de óptima calidad y cumplimiento de sus contenidos programáticos para la formación para la vida de los ciudadanos. Debe incluirse como un factor la legislación acorde con los tiempos.

Lamentablemente, y hay que decirlo, el ascenso de unos paisanos al poder sin reservas morales ha convertido a Venezuela en un país degradado, hasta el punto de ser considerado una colonia de Cuba. Venezuela es un país decadente. Los venezolanos fueron inoculados con el virus de la desidia y permitieron la coyunda con el régimen antillano aun cuando la mayoría fue advertida, ilustrada, avisada, notificada e informada.

Venezuela se hunde en el estiércol. La nación se sumerge en la charca de la desventura que es el socialismo del Siglo XXI. El País involuciona en lo social, en lo industrial; “vamos para atrás como el cangrejo”.

Todo tiene su origen en el fanatismo y capricho de un gobernante, Hugo Chávez Frías, deslumbrado por los contenidos ideológicos de una filosofía política regresiva; si, regresiva. Tanto lo es que todos los países que lo adoptaron en un pasado ya lejano y más recientemente lo abandonaron, son modelos de progreso. Se habla de China Continental, de Vietnam.
Y todos los comentarios que añada a continuación son repetidos, ya dichos por otros hasta la saciedad, pero el ser humano no deja de asombrarse con decisiones como la de los impartidores de Justicia privilegiando al Estado antes que al ciudadano y más aberrante aún lo es cuando ese ciudadano es un menor de edad. La sentencia deja desasistidos a pacientes con enfermedades crónicas y no crónicas que no consiguen medicamentos.

A estas alturas queda una cadena de preguntas que muchos no están en capacidad de responder. Una de ellas es: ¿Éramos así y no lo sabíamos?

Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”. El Talmud.


lunes, 8 de febrero de 2016

PREGUNTAS   GENERALES.  RESPUESTAS  PARTICULARES

Nelson Romero Díaz
05/02/2016

En mi opinión el título del artículo es atractivo. Claro, soy su redactor y por lo tanto alabo el producto de mi imaginación porque como dice el refrán: “en el reino de los cielos, primero yo que mi padre”. De igual manera, lógicamente mi opinión es subjetiva frente a las de los prójimos, asumidas como objetivas.

Quizás el amable lector pueda interesarse en responder las incógnitas y puede ser que la particularidad de la contestación sea dubitativa dada la personalidad del individuo o, en su lugar, de las posibles soluciones. Solo cabe una manera de saberlo y es formulando las preguntas.
La primera es: ¿Aceptaría dirigir los destinos de la República de Venezuela? Razone su respuesta positiva o negativa en un espacio menor de cinco líneas.
Segunda: Imagine por un momento que el famoso “Túnel del Tiempo” fuera una realidad, y le propusieran devolver el tiempo ¿A cuáles hechos de la Historia de Venezuela les torcería el rumbo? Escoja tres situaciones en orden de importancia y explique la razón del cambio. Tercera: ¿Si usted es aficionado al beisbol venezolano, cree que el monopolio central de las series finales para la escogencia del asistente al festín del Caribe debe cambiar de formato? Razone su respuesta.
Cuarta y última, por ahora: ¿Le gustaría viajar a la Estación Espacial Internacional no solo a experimentar la ingravidez del sistema solar, sino a utilizar el telescopio Hubble para observar desde allí quien, como, donde y porque los billones de dólares de la renta petrolera venezolana fueron convertidos en sal y agua?

Como lo habrá leído son preguntas de carácter general; incluso no faltará quien las tilde de folclóricas, pero sus respuestas están diseñadas por cada quien según su estado de ánimo. Ensáyese un poco la particularización de las preguntas y el primer chicharroncito de la paila seré yo.
En efecto, a la primera respondería con una interrogante asociada al momento; ¿ahora o en el nacimiento del siglo XXI? Si fuera ahora, diré NO por cinco razones específicas: la primera, la inexistencia de indicadores estatales confiables. Segunda, lo trabado de los procedimientos y maneras de poner en marcha las acciones, vistos los instrumentos legales dados a conocer. Tercera, cierta incompetencia del profesional para bregar con este “mamut” llamado “Administración Estatal”. Cuarta, la venezolana preferencia por el desorden, la anarquía y la indisciplina. Quinta, la ausencia de recursos monetarios para pagar, como Estado, el lucro cesante generado a cada uno de los afectados por “los exprópiese” del gobierno anterior, el de Hugo Chávez Frías (†) y los del actual. Dos líneas más de lo exigido.

En el caso de la segunda interrogante: tres hechos de la Historia de Venezuela a los cuales les torcería el rumbo. Primero, haber impedido que Rodrigo de Triana gritara tierra y así Colón no hubiera encontrado las tierras al sur del polo norte y por ende no hubiese realizado el tercer viaje. Segundo, el fallecimiento de María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza y de esta manera, Bolívar, todo un burgués oligarca nacido en Caracas, no hubiera arriesgado su capital en la liberación de su país. Adicionalmente, no se hubiese generado ese reciente ventoseo por un retrato y tercero, la recolección de dinero para aportarlo a la revolución cubana en el año de 1958. Note que son tres siglos distintos: el XV, el XIX y el XX.

Sobre las series finales del beisbol venezolano. Por cierto, este se ha vuelto un espectáculo poco atractivo. Uno no se explica si ello se debe a la calidad de la pelota con la cual se juega, si los campos de las sedes de los equipos no reciben el mantenimiento adecuado o, quien sabe, si la tendencia a desprofesionalizar toda actividad deportiva o no, en Venezuela origine esa sensación. Lo del formato de las series finales y sus potenciales cambios residen en la peculiaridad de los intereses envueltos y a la concepción centralizadora del venezolano. A veces, acentuado durante este tiempo del régimen chavocastromadurismo, da la impresión que los provincianos no son más que “la plebe de las cortes”. En este sentido, una reciente publicación celebra los 70 años del beisbol venezolano, siendo en realidad una loa al beisbol central. Las fotografías reproducidas son demostrativas de mi afirmación.

Por último, viajar a la estación espacial internacional es a los “sanotes” lo que puede ser una “aspirada, una fumada o una masticada” para un narco dependiente. Ahora bien, lo de ocuparse de saber quien, donde, cuando y porque malgastó el dinero de la Nación es tiempo perdido. Se sabe quién y no voy a realizar tan largo periplo para ocuparme de eso, en lugar de deleitar mis ojos con los trillones de estrellas que abundan en el Universo. Por cierto, debe ser interesante escuchar o leer las apreciaciones de los hombres y mujeres en aquellas soledades, acerca de cuan abrumados, o no, se sienten ante tanta infinitud e intemporalidad aun cuando no deben tener mucho tiempo para pensar en ello en razón de las experimentaciones y comprobaciones técnicas a las que deben atender.

Ese viaje interestelar da pie para el siguiente conjunto de preguntas de carácter general y de repuestas particulares. ¿Usted cree que las leyes y códigos legislados por el ser humano son de obligatorio cumplimiento so pena de una sanción, verdad? ¿Y los mandamientos de la Ley de Dios no son del mismo tenor?
Comprendo que entre los lectores haya quienes no creen en DIOS, profesen otras confesiones distintas a la católica, pero en todas ellas hay una comunidad de propósitos para ser cumplidas por el hombre: son las referencias éticas, las advertencias morales para la debida convivencia entre pares. Aparentemente, por lo oído, visto, sentido y olfateado en el día a día callejero esas señales éticas y morales están perdidas, no las hay: “es que no hay valores”, es el dicho general.
La gente no es tonta y se enteran cuando salen a relucir las diferencias en el trato a unos viajeros con respecto a los otros, con la entrega de dólares a unos y a otros no; con algunos privilegios, incluso dentro de recintos penales, que habitualmente no le es posible al ciudadano común. El pueblo tiene valores.

Finalmente, ¿cree usted que el Presidente no esté consciente de cuál es su propósito como tal? ¿Duda que todo cuanto ha ocurrido con la generación de filas frente a establecimientos comerciales es casual? ¿Está convencido de que muchos funcionarios públicos se apean por la cola? ¿Qué haría usted si fuera un fanático y se encontrara de frente con todos los presidentes fallecidos?

Winston Churchill, el Primer Ministro Británico, dijo en una ocasión: “Si el presente trata de juzgar el pasado perderá el futuro”.


¡Pues Entonces!, ¿Se perdió el futuro inmediato y del varias generaciones por el juicio a Colón, Bartolomé de Las Casas, Miranda, Páez, Gómez, Pérez Jiménez, Betancourt, Leoni, Caldera, Carlos Andrés, Jaime, Rafael, a los burgueses y oligarcas, a los católicos a los de recto proceder y haber creído que en cinco años acabaríamos con más de cuatro siglos de historia del país y del resto de América?

viernes, 5 de febrero de 2016

  CUATRO  EFE  ES  IGUAL  A  DOBLE  4F

Nelson Romero Díaz
1° de febrero de 2014

Culminó el primer doceavo del 2014. Próxima está la fecha calificada por algunos como “épica”, la cual no deja de ser común a anteriores como la del golpe contra Gallegos; el del 1° de enero del 58, la del Porteñazo con su foto premiada; la del Barcelonazo; el Carupanazo; la del 27 de noviembre con todos sus muertos y otras no sabidas, pero sospechadas. Como usted notará, distinguido lector, todos esos eventos tienen un factor común y es: el militar. Y es que ellos han usado las armas de la República para tratar cada cierto tiempo de imponer sus maneras.
La civilidad como expresión del Poder Civil Gobernante ha sido la “excepción de la regla”, en este país. Uno no sabe si es el envanecimiento, probablemente aupado en el pasado por civiles al calificarlos como herederos de la gesta de Bolívar, lo que los hace sentirse como eternos “bateadores emergentes” sustitutos de los civiles en la dirección del país.

El país, la Patria, la República o la Nación, como mejor le parezca denominarla, se presume eterna, pero sus pobladores, no. Tampoco lo son los sistemas económicos ideados por las mentes de los hombres. Note que el comunismo incluyendo la antesala socialista, son concepciones económicas de mediados del siglo XIX; reconociendo que lo de la propiedad colectiva data desde los Espartanos. Por otro lado, el capitalismo nace desde el mismo instante cuando el ser humano necesita intercambiar bienes. En otros decires, el odiado capitalismo, pareciera ser innato al hombre, aún para los que abrazan el comunismo porque de lo contrario no se alimentan, ni visten, tampoco calzan y mucho menos, realizan demás actividades.

Fundamentado en la poquedad  de la vida del hombre se llega a la conclusión que la ocurrencia del 4 de febrero de 1992 es, o fue, un evento desgraciado. Y lo es por lo cosechado a posteriori. ¿Qué tipo de sociedad tenemos? ¿Cuál es la grandeza de nuestra economía? ¿Cuál es el futuro del país? ¿Cuál son las mejoras nacionales? ¿En que hemos crecido para sentir orgullo de esa fecha?
Cuando se repasa la historia, la llamada “Patria Bonita” no pasa de ser una entidad embargable. Si, embargable. Quienes la han administrado, les han malgastado innecesariamente la vida a los venezolanos, en primer término, y a quienes desde otros confines vinieron a convivir, a aportar conocimiento, a engrandecer este territorio. Ha sido un escamoteo del tamaño del siglo debido al descalabro económico, social, político, educacional, sanitario y el híper desarrollo de la actividad hamponil en todas sus versiones provocado por estos “hijos de su Patria”. ¡A mí que no me vengan a decir que si no me gusta, me vaya del país!

Es verdad, también, que sin la oportunidad dada por la población a “estos maletas” para administrar una riqueza, los naturales vecinos hubieran quedado con la duda eterna de comprobar si el izquierdismo era tan “probo, solidario, vertical” como juraban proponer en sus arengas anti sistema capitalista. Los resultados están a la vista.
Habrá un tsunami electoral que los borrará del mapa, si los nuevos administradores se comportan como “verdaderos cuidadores de lo ajeno y no, aprovechadores de ocasión”; claro, evento electoral de por medio, “sin cable submarino a Cuba”. Caso contrario, es decir, si se llegasen a comportar similarmente a los actuales “animadores” habrá que ponerle un candado al territorio y llamar a los japoneses, tan faltos de territorio, o a los chinos, duchos en el hacer pasar hambre a sus habitantes y en la “imposición del capitalismo salvaje”.
Los menciono por las dificultades del aprendizaje de sus idiomas con lo cual su labor de reconstrucción se les facilitaría ante el ´”país político”. Se tendría un “Plan Yen Yuang Asiático” y san se acabó. Las generaciones de los siglos “sesenta, setenta y ochenta” se lo agradecerían y a las obras de nuestros tiempos le pondrían un cartelito: “Exprópiense y demuélanse por inservibles”.

Luego de la anterior andanada de “chinazos” a las mentes de los lectores, falta, entonces, una breve exposición sobre el origen del nombre del artículo. Obviamente, no soy el animal político que puede ser cualquier otro militante de la actividad, de esos que cambiaron sus profesiones por el ejercicio de la política. Sin embargo, todas las cavilaciones, lecturas, opiniones, narraciones, escritos, conversaciones privadas y demás “yerbas aromáticas” de la vida, me conducen a concluir que el 4 de febrero tuvo dos versiones. Y pregunto: ¿Fue verdad que Chávez no pudo llevar adelante su parte del “Ezequiel Zamora” o, deliberadamente, no la ejecutó como debía? Particularmente, creo en lo último, porque es más fácil ser “cabeza de ratón”, aún fracasado en la capital, que “cola de león” triunfante en la provincia. Sus cinco minutos de fama, con las complicidades de algunos, lo demostraron.
Ahora, él está en pleno proceso de descomposición corporal y no tiene como defenderse. De los otros comandantes, uno es gobernador del Zulia luego de “saltar talanqueras hacia la derecha y hacia la izquierda”, otro, administra su finca, según he leído, produciéndole más satisfacciones a él, a su familia, a sus colaboradores, a los poblados cercanos y al país en vez de estar de “cabeza caliente”, un tercero, falleció hace tiempo.

Lo que Chávez encarnó en su momento para todos los votantes a su favor, incluidos los ambiciosos de años posteriores, se contaminó con el tiempo. Si representó el rescate de la ética, la moral y las supremas buenas costumbres; esto no fue más que un sueño. Si llegó a representar el respeto a la institución militar mancillada por los desvíos amorosos de Lusinchi con su Blanca y de Carlos Andrés, hoy ese vilipendio supera con creces los anteriores. Si era la pulcritud en el manejo de los Fondos Públicos, el Crédito de la República, los empréstitos a los organismos de financiamiento Nacional e Internacional, lo único que han hecho es darle la razón a Gonzalo Barrios cuando dijo que “no hay razón para que el venezolano no robe”.

Como venezolano, como ciudadano, como “ser político” no creí en Chávez. Me sorprendieron algunas de sus iniciativas inaugurales, pero hubo conductas de su gobierno demostrativas de mis sospechas que por cierto, las fui escribiendo en las secciones “Cartas de El Nacional” y “Nuevas Firmas” a partir del año 2001. Eliminarles a los venezolanos la transmisión por televisión de las carreras de caballos los días domingo; pensar en el traslado de la Patria Potestad de los hijos al Estado; tratar de imponer a Cuba como un modelo de sociedad a seguir, me recordó el video de su juramento al “mar de la felicidad cubano”; regalar equipos militares de fabricación estadounidense a Bolivia fue emular a Carlos Andrés Pérez y su buque; intervenir solapadamente en los procesos eleccionarios de otros países, fue tan reprochable como la “eterna” crítica de los izquierdistas a los americanos por sus “visitas” a Granada y otros; atacar a los jerarcas de la Iglesia Católica Venezolana no solo era desconocer la labor de esta en los estratos menos favorecidos, sino que fue una vulgar imitación de Fidel Castro en sus inicios; rechazar la ayuda estadounidense en la tragedia de Vargas, demostró una descortesía inconmensurable. Hoy, esa zona criolla sigue dando lástima y pena por haber dejado de ser lo que era y por no ser lo que todo su potencial pronostica que debe ser.

¿Qué hubo un once de abril u 11 A? Si. También hubo un doce y un trece. He ahí un hecho demostrativo del menosprecio hacia el Poder Civil de la sociedad. Este, representado por la suma de las voluntades de los ciudadanos marchantes por las calles de Caracas en el ejercicio de sus derechos, fue minimizado. Solo “la ambición que rompe el saco” dio por finiquitado el esfuerzo y por ende el de futuras manifestaciones similares. Solo “la ambición que rompe el saco” devino en este estado de cosas. ¿Serían los “ambiciosos” tácitos cómplices del gobernante? Creo que de no haber ocurrido ese 11, y esos 12 y 13, el venezolano, insisto, no hubiera resuelto la duda de si era o no, “To be or not to be”, un gerente exitoso. El tiempo demostró que no.

En 15 años este grupo político izquierdistoide, pro marxista, filo Castro Ruz, ha tenido un inmenso capital que ya un grupo de ciudadanos como los costarricenses, hubiesen querido ser dotados; En 15 años, eso que se llama “delincuencia y hampa común” ha crecido tan desproporcionadamente que ¡cuidado! si la relación de esta población con respecto a la laboral es inmensamente desproporcionada. Todavía más; la circulación de ciertas imágenes a color, inconcebibles desde el punto de visto ético, nos revela la existencia de un cerco a la población trabajadora por parte de dos grupos con “licencia para matar”, uno más que otro, pero licenciados para ello. En 15 años se han promulgado tantas Leyes y Reglamentos de ellas, Providencias, Decretos y más instrumentos jurídicos que el venezolano deseado en enterarse de esos contenidos tendría una dedicación de más de dos años, a tiempo completo, para leerlas, releerlas, comprenderlas y en algunos casos resumir los extensísimos artículos. Pareciera que la idea de estos legisladores es penalizar y paralizar  a la gente productiva. ¿Será para disfrutar del espectáculo brindado por los ciudadanos haciendo filas como en “su amado paraíso cubano”, cual monos de un zoológico, para comprar una hoja de papel tamaño carta en la cual fotocopiarían la cédula de identidad?

¡Venezuela no es merecedora de esta hedionda agachada en la que está inmersa!


Nelson Romero Díaz

lunes, 1 de febrero de 2016

ESTOS.  ESOS.  AQUELLOS

Nelson Romero Díaz

¡Estos son los traidores a la Patria! Decía un tipo por la televisión para referirse a aquellas personas que le adversaban tanto en lo personal como en lo político. En lo personal porque se sintieron que el personaje había les metido “gato por liebre”. En lo político por la “hipocresía” contenida en sus parlamentos, descubiertos en tiempos rezagadas.
¡Esos son los culpables! Expresión con la cual señalaban a unos prójimos como responsables del asesinato de un funcionario investigador que acaparaba atención en todos los medios. Solo mencionaron los nombres de los presuntos culpables aparecidos muertos posteriormente
¡Aquellos traicionaron al Padre de la Patria! Explicaba otro tipo. Era una lección de historia de la Patria, pero vista desde la interesada óptica de la ideología profesada por el discurseador televisivo.

La televisión es, a todas vistas, un poderoso medio de comunicación. Es el intermediario ideal entre un emisor y un receptor por el hecho cierto de que una imagen dice mucho más que mil palabras. El emisor puede ser cualquier persona con licencia o no para hablar, no para matar.
Alguien acuño una frase similar a esta: “¡A esos hay que freírles las cabezas en aceite!” La gente se enteró por los medios impresos y también por la TV. Evidentemente, eso es una amenaza que para un adulto ´pudo ser un chiste, una chanza o un eufórico decir en un momento de arrebato emocional, pero para un niño no. Aplíquese lo dicho por Francisco Quevedo: “Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”.
La pantalla trae recuerdos de pretéritas épocas de la vida de un país y se puede estar en ellos de cuerpo presente o haberlos percibido por intermedio de la narración de sus protagonistas; una vez más ¡la comunicación! Cuando hablo de pantalla me refiero tanto a la del aparato como a la imagen accidental, momento en el cual se da ese chispazo que con el tiempo se pierde, y ese es el recordar el pasado. Un comentario: los estudios demuestran que en la vejez los recuerdos más antiguos brotan con más facilidad que los recientes.

En aquellos días del año 1992, la pantalla eléctrica tenía la magia del color. Eran los tiempos cuando se hablaba, privilegiadamente, de “Por estas calles” y de sus personajes, resaltando el de Eudomar Santos con su frase. “como vaya viniendo vamos viendo”, convertida a la postre en un best seller. Eran tiempos cuando la industria dejó de ser competitiva “per se” para convertirse en un cartel, si en un cartel de la mediocridad por la tendencia a bajar la calidad de su programación, naturalmente, con  algunas excepciones. Programas como el conducido por el Dr. Arturo Uslar Pietri fueron cambiando de horario hasta el momento cuando los niños no podían verle.
Esos eventos cambiaron la historia del país, como lo hicieron el 18 de octubre de 1945, el 23 de enero de 1958, el 4 de febrero de 1992, el 11 de abril de 2002. De cada uno de ellos hay una imagen que retrotrae todos los recuerdos. Para mencionar una del 45 tengo que buscarla en el archivo fotográfico de la Historia Contemporánea de Venezuela ya que no había nacido. Del 23 de enero recuerdo la foto del avión bautizado con el nombre de “Vaca Sagrada” en el cual viajó Marcos Pérez Jiménez a Republica Dominicana.
Del 4 de febrero tengo dos imágenes de televisión: una, la de un tanque de guerra intentando entrar dentro del Palacio de Miraflores a través de una puerta alta, doble hoja. La otra, es la de Hugo Chávez pidiéndoles a sus restantes compañeros de aventura, particularmente exitosos en su misión, componentes de los “4 fantásticos” juramentados ante el Samán de Güere, la entrega de las armas y su rendición habida cuenta de su personal fracaso. Es cuando surge el famoso “por ahora”, extraído del mensaje iniciado así: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos en la ciudad capital, es decir, aquí en Caracas............”. Lo demás es historia, no es cuento.
Del 11 de febrero de 2002, 10 años después del golpe a Carlos Andrés Pérez en 1992 fue impresionante la pantalla dividida por los canales enlazados en la transmisión de la cadena del Presidente, sus anuncios y amenazas
Estos y otros recuerdos forman parte de aquellos tiempos que la historia contemporánea, escrita con el abecedario y la gramática de las revoluciones comunistas, intenta borrar. Es el eterno intento de transmitir la idea de que la vida comienza a partir de su llegada al poder. Se manifiesta, entonces, el llamado complejo de Adán. Es decir: “antes de esas revueltas, la historia y sus personajes existen, pero no sirven a los intereses de la siguiente revolución”.

De algunos de esos hechos, los mencionados anteriormente, se deducen lecciones de carácter sociológico, político, económico. De lo sociológico, no puedo hablar con la autoridad de un especialista, pero me atrevo a asegurar que de una sociedad mayoritariamente armónica se pasó a una cortada por la mitad; una mitad “arrecha” con la otra y todo, gracias, al “divide y reinarás”.
En lo político, se “materializó” un concepto necesario: dos posturas claramente diferenciadas, por una parte, la liberal representada por los partidos agrupados en la MUD y, por la otra, la totalitaria, en la que se agrupan todos los convencidos de que el comunismo es la solución para la superación de las miserias materiales de cada uno. Vale decir, ahora somos derecha y si no, de izquierda respectivamente.  En lo económico, la consecuencia de la errada política de concentración de recursos de cualquier tipo en el poder central, la restricción y merma de las capacidades de “que hacer” o el “know how” privadas y la creencia en el analfabetismo absoluto de los venezolanos y su incapacidad para labrarse un futuro distinto con la ayuda de la muleta del Estado.

Finalmente, ¿Será necesario descender hasta las catacumbas de la miseria material para que Venezuela comience una nueva escalada de progreso? ¿Está la gente mentalmente preparada para afrontar ese evento? ¿Contará la Nación con el personal formado para librarse de esa circunstancial situación? ¿Estarán convencidos los funcionarios gubernamentales de nuevo cuño del área económica y sus asesores revolucionarios de la Cuba de Fidel Castro que los venezolanos son unos “bolsas”? ¿Creerán algunos que con un discurso distinto a las creencias ideológicas que profesan podrán liberarse de la corresponsabilidad de haber traído al país a este estado? ¿Será que más allá del señalamiento de incapaz  a Maduro, está el íntimo deseo de algunos de reivindicar la figura de Hugo Chávez Frías como gobernante?

Son esas, y otras, las preguntas a ser respondidas por los hombres de la política que conviven en la Asamblea Nacional, en los medios impresos y de imagen, en la calle, la academia, ante aquellos que no saben ni la “o por lo redondo” del porque el país llego a ser tan miserable como el mostrado por una madre durante ocho horas en una fila para venderle este conjunto de bienes: un paquete de pañales, uno de jabón, otro de pasta dental y un litro de leche a punto de vencerse por un precio inexplicable por la Ley de Precios Justos,


¡Qué mala leche la de Venezuela!