PRIMERO
En algún
momento de este estrenado año 2016 se me ocurrió que llenaría todas las hojas
de un cuaderno con una “historieta”. Y heme aquí sentado en una de las sillas
de la mesa del pantry escribiendo uno titulado, pomposamente, “PRIMERO”.
¿Por qué
escribir una cara por vez? En la mente brota la idea de atestiguar, en una
página, un hecho por burdo, pequeño, grande o magnífico que sea. Pero tan solo
una cara para que la contracara acune otra imagen.
¿Cuándo
plasmarlo? Debería ser en aquel período de silencio que nadie llame la atención
para que la redacción sea coherente, bien hilada, precisa y, sobre todo, que no
exija tachaduras ni enmiendas. En una palabra, la lectura debe causar buena
impresión por su contenido y limpieza.
¿Dónde
escribirlo? En cualquier lugar. De hecho, este cuaderno viaje en el maletín.
Sale a “pasear a diario”, acompañando a otro, más gordo, de páginas blancas en
el cual se dibujan y representan lo que los ojos ven cuando se realiza una
inspección a un bien objeto de un avalúo.
Este es
el primero y no será el último. ¡Ojalá! El propósito de relatar la cotidianidad
tenga el final por todos deseado. Y cuando digo “Todos”, me refiero a todos en
general. Tanto a mi que soy el creador, como al ladrón o ladrona furtiva que lo
revisa curiosamente. También el serio revisor y crítico a quien lo pueda ceder,
temporalmente para su lectura.
En fin,
comencemos que hay 24 horas diarias por narrar.
Nelson
Romero Díaz
Enero
2016
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