viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Y.........DESPUÉS  DEL  6D,  QUE?


El 6 de Diciembre se ha convertido en algo más que una fecha corriente; se ha transformado en una especie de tabla de salvación para propios y extraños. Con el primero de los sustantivos, los propios, se identifica a la inmensa cantidad de personas anhelantes de un cambio y con el segundo, extraños, se identifica a la clase dirigencial gobernante y a sus partidarios.

Tengo tiempo que no ensayo una opinión político electoral y he escurrido el bulto porque el tema se agotó. Se agotó por el carácter unidimensional de la ejecutoria gubernamental y por la repuesta, igualmente unidimensional y a veces pareciera que concertada, de la oposición criolla. Más, una conversación entre amigos generó la interrogante que titula este trabajo: ¿Y después qué?

La sociedad venezolana, esa que sale a trabajar diariamente para sobrevivir, está en desventaja desde tiempos inmemoriales y lo estará en la medida que las diferencias se profundicen. Lo peor de todo es su estado inerte. Ayer y hoy, su actitud ha sido indolente y negligente.
La razón indica que esas tres cualidades de la sociedad venezolana: inercia, indolencia y negligencia, pareciera residir más en la idea de la comodidad: dejar que el “peo” lo resuelva otro, antes que tomar parte del asunto. No hay una figura que se parezca más a lo que estoy diciendo que los Condominios Residenciales. Los propietarios son propietarios, pero no participan en sus reuniones para la resolución de sus problemas comunitarios.

El 6D es un hito histórico desde el punto de vista electoral. Los venezolanos tienen en sus manos la oportunidad de cambiar el desbalance numérico de la Asamblea Nacional. Es una tarea propia del indio y lo es porque el ciudadano común está indefenso, sea o no opositor, sea o no pro gobierno; sea o no chavista. Su indefensión reside en la base ideológica del régimen: el absolutismo del poder.
Si lo anhelado no ocurre cabría preguntarse el origen de ello y especúlese acerca de este: pudo ser una insuficiencia cuantitativa de la masa votante; una sumisa respuesta ante la intimidante y distorsionada campaña publicitaria, una cómoda e indiferente solución desde la poltrona o la cama de su casa.

Cualquiera que fuera la solución numérica es un deber tener presente que la sociedad está abismalmente dividida en dos toletes porque toda expresión que brota de unos y otros es rechazada por ambas partes y eso convirtió a unos miembros sociales en personas intolerantes. Segundo, el estrecho desfiladero por donde se transita es más angosto que la línea amarilla separadora de los canales de circulación vehicular; aún cuando no lo crea, se está a un tris de contribuir con el equilibrio poblacional requerido por la madre naturaleza. Y esta apreciación incide. Y el último paso sería efectuar un análisis bien exhaustivo de todo cuanto acontece, incluyendo la probabilidad de que los recursos monetarios nuestros sean fuente de financiamiento de ISIS. No habría porque extrañarse que fuera así, dada las vinculaciones ideológicas de algunos dirigentes.


Nelson Romero Díaz

3 de diciembre de 2015

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