A PROPÓSITO
DEL 5 DE
JULIO
5 de julio de 2015
En
los tiempos recientes; hablo de semanas hasta dos meses atrás, me he
interrogado acerca de estas cuestiones: ¿Qué es ser venezolano? ¿Qué es ser
chavista o pro gobierno? ¿Qué quiere decir “anti gobierno” si ello es sinónimo
de oposición? ¿Por qué algunos venezolanos que disfrutan de privilegios como
funcionarios gubernamentales de primera línea insultan al resto de sus prójimos?
El
país vive una contradicción. Por una parte, el equipo administrador hace lo
imposible por completar la obra maestra de su supremo ídolo: Fidel Castro, cuyo
rostro sirvió de modelo para cambiarle la cara a Bolívar, y por la otra, una
inmensa mayoría tratando, en la medida de sus posibilidades, impedir la
oficialización de la hora de ir al sanitario al igual que la imposición de otras
tantas cosas de vida.
Uno,
y como yo muchos otros, se formó en un ambiente socio educativo, económico
político y confesional muy, pero muy distinto al actual. Tanto es así, que
aquellos tiempos hoy parecen unas estampas fotográficas sepias.
Uno,
y como yo demasiada gente, reunió propósitos y objetivos personales, colectivos
y también altruistas y llenos de solidaridad sin olvidar que para exigir
respeto hay que respetarse primero a sí mismo. Lo observado hoy “por estas
calles” es una mala copia de la mendicación, que para quien la ejerció
vergonzosamente, es decir dignamente, es una forma de vida llena de penas. A
otros le ha producido unos incalculables dividendos. No solo económicos, sino
político partidistas por igual. Indaguen y métanlos en sus sacos. Ayer, hoy, y.....
No sabemos si siempre será así.
Y
luego de diluirme en comparaciones, retomo el hilo. ¿Qué es ser venezolano?
¿Puede asegurarse que es quien se viste de vino tinto cuando va al balompié
sabiendo que a los cariocas no se les gana? ¿Acaso es el espectador que
asumiendo la conducta de la masa, canta bobaliconamente la letra de “morir en
Venezuela”? ¿Es por carambola el criollo que toma la calle para maldecir al
gobierno estadounidense o, cualquier otro extranjero, que ose “tocar con el
pétalo de una rosa” a un venezolano?
Pero
hay más interrogantes. ¿Es venezolano quien “trampea” con las placas del
vehículo para no respetar el día de parada? ¿Es quien se aprovecha de las
débiles condiciones orgánicas de una mujer para, bajo engaño, superarla en la
fila de quienes van a “bachaquear”? ¿Es el trabajador de una empresa que
prefiere verla cerrada que produciendo? ¿Es el ingeniero que le quita cemento a
la dosificación del concreto para no sé qué cosa? ¿Es acaso un militar que por
“adoración a un ídolo de barro” es capaz de llevar a sus paisanos a la ruina?
Cuantas
preguntas más se pueden plantear ante el panorama actual. La respuesta:
¡Infinitas! Y es así porque los humanos somos, mentalmente, como la plastilina,
y los venezolanos, más aún.
A
nadie se le objeta ser adeco, copeyano, masista, pesuvista, comunista,
urredeco, efedepistas, cruzadistas, efenedistas, mepecos o como se agrupan
ahora, los chavistas y maduristas en el polo patriótico de ellos y, el resto. Y
ese resto son los venezolanos no adheridos al proyecto político de Chávez,
quien valido de la alta votación recibida, cambio “la leche” a los venezolanos.
Estos como “mansas palomas” se dejaron conducir a las estacionarias naves que
los llevarían a dar un paseo de instalación en “el mar de la felicidad cubano”,
aún cuando estuvieran avisados y advertidos. Recuerde Vargas, año 1999.
A
nadie se le objeta que sea pro gobierno, pero si su creencia a “pies juntillas”
de que el Estado lo puede todo. Uno, y como yo bastantes venezolanos más, saben
que el monopolio estatal es inservible. Durante la administración Pérez
Jiménez, el Estado lo fue prácticamente todo. Claro, había una razón éramos muy
pocos. El cuadro único del 5 y 6 con las pruebas corridas en el Hipódromo de
“El Paraíso” no superaba 1,5 millones de bolívares de la vieja denominación,
algo más de 447 mil dólares. Publicitariamente, al mismo millón le quitaron los
tres últimos ceros por orden de Chávez cuando la verdadera razón fue disminuir
su patrimonio en mil veces y se habló de bolívares fuertes. Ocultar la verdad
para convertir aquel millón y medio en 1.500 bolívares. ¡Otra obra maestra del
engaño!
Ahora
bien, no es criticable que sea pro oposición. Lo criticable es la creencia que
el solo cambio de figuras de una corriente para la otra, va a colocar el país
en niveles equivalentes a los anteriores al 2005. No, mi respetado lector, para
recuperar a la Nación debe estar de acuerdo mucha gente cuyos intereses
grupales, gremiales, sociales, políticos son similares, pero no los mismos.
Hay
mucha rabia acumulada, mucha frustración inoculada. Pero al igual que los
anteriores, creer que el Estado lo puede todo, aún con bemoles, es difícil de
validar. ¡Los venezolanos somos anti pulquérrimos administradores!
El
poder es una cosa seria. Teniendo esa característica y conociéndolo, el
individuo se puede preparar para afrontar sus veleidades porque de lo contrario
sucumbe. A tres años del grado universitario, me desempeñé como director de un
ministerio en el estado Cojedes por varias semanas, entre paréntesis: no voy a
decir que fueron meses porque sería mentira. Si no hubiese internalizado que
aquella situación era temporal, que los privilegios de un director regional de
un ministerio abre muchas puertas cerradas, que después de entrar en el sub
mundo del poder y de sus frivolidades se pierde la noción terrenal; si no
hubiera pisado tierra con anticipación, quizás que desafortunada trayectoria
posterior hubiese tenido. Lo narro como una experiencia personal.
El
poder es así. Genera adicción y por ello los débiles de carácter son víctimas.
Son víctimas de fortalezas intelectuales que detectan esos potenciales quiebres
e inmediatamente masajean el ego con mensajes subliminales elevadores de la
cantidad de burbujas de champan en la cabeza, para sacarle el máximo provecho.
Hay
un libro: “Las 48 leyes del Poder” que lo dice todo acerca de este. En su
contraportada se lee: “Hay quienes juegan con el poder y lo
pierden todo por un error fatídico.........hay quienes se mueven de manera
adecuada y consiguen hacerse con el poder con una destreza casi
sobrehumana.........las 48 leyes del poder son eternas y definitivas. Amoral,
astuto, despiadado e instructivo LAS 48 LEYES DEL PODER resume la esencia de
tres mil años de historia del poder”.
La
única verdad es que el Poder no es eterno, solo DIOS lo es, y al día siguiente
de disfrutar de sus privilegios, los humanos son unos mortales cualesquiera y
están sujetos al escrutinio sin perdón.
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