PRONÓSTICOS
Sustantivo
de género masculino, número plural, usado para la identificación de unos
probables resultados futuros obtenidos con la aplicación de unas determinadas
técnicas y sustentados o basados en unos eventos ocurridos.
Es
posible elaborar una lista de eventos futuros a sabiendas del olvido de algunos
de relativa importancia. Así, por ejemplo: la temperatura del día en cada
ciudad del planeta, la siguiente carta de la baraja de póker en una partida de Black
Jack, el ganador de una próxima cita de la Formula Uno, el precio de los “comodities”
en la Bolsa de valores de Nueva York, el monto del tipo de cambio entre dos
signos monetarios.
Por
otra parte, aún más difícil es la obtención de otros eventos, por ejemplo: la
renuncia de un alto funcionario de un gobierno, la salud de una señorita
concursante del Miss Mundo, el asesinato de una figura de la moda, el éxito de
una obra literaria, la escalada en estos tiempos al primer lugar en el ánimo de
la juventud de una obra musical tal como el “Lago de los Cisnes”
Pronosticar
es el arte de identificar el futuro a partir de los indicios. Cuando se habla
de: “identificar el futuro” se señala un evento cuyos signos previos, generan
una tendencia. ¡Claro! Se puede acertar o errar porque todo cabe en el tema de
las probabilidades.
Una
buena interrogante es: ¿A qué elemento se enfrenta el “ser social” cuando se le
indican unos eventos futuros? El “ser social” es un nombre combinado acuñado
para identificar al ciudadano común quien, fundamentalmente, puede reaccionar
con incredulidad, con asombro, con fe o con menosprecio.
Reacciona
con incredulidad cuando una predicción sobre el futuro de uno de sus afectos no
es el mejor. Rememore algún evento cercano a un familiar, un amigo, un conocido
o un ídolo suyo. Rememore el impacto causado por escuchar el probable desenlace
de un cuadro sanitario en el paciente de un especialista médico.
Reacciona
con asombro cuando el evento pronosticado ocurre en el momento justo cuando fue
avizorado que sucedería porque las condiciones periféricas del individuo
cambian en un instante y lo predicho se hace realidad ¡No lo puedo creer! ¡Ese
tipo lo dijo!
Rememórese
un hecho ocurrido en Venezuela, cual fue el atentado contra el Presidente
Rómulo Betancourt. Recuérdese que, dada la magnitud de la explosión, el estado
final del vehículo, la soledad momentánea del entorno urbano post explosión, las
probabilidades de sobrevivir fueron consideradas mínimas. Sin embargo, el
resultado fue: sus manos quemadas. ¡Asombroso!
Reacciona
con fe cuando la persona ha generado mental y espiritualmente unos hilos, como
quien maneja marionetas, y se produce el evento deseado. Imagínese a un recién
egresado universitario que anhela trabajar en la docencia del alma mater, su
esfuerzo mental diario, a una hora específica, con un grado de concentración
tal que el individuo sude. Recibe su buena noticia y, es entonces, cuando el
sujeto expresa en su interior ¡Gracias Dios mío, por haberme concedido este
pedimento!
Reaccionar
con menosprecio es muy común en este país. Los especialistas en materias
específicas predicen la segura ocurrencia de ciertos hechos y tanto pobladores
como funcionarios públicos argumentan rebatiendo las tesis, sino esgrimiendo
razones tales como: “no somos cómo…”; “ese es más honesto que la Madre Teresa
de Calcuta”; “¡Que va! nunca llegaremos a ser …”. En estas recientes frases, se
ha obviado la mención de los adjetivos con el propósito de no sesgar el
contenido de este trabajo. Con esto se cierra este largo paréntesis.
Se
decía en líneas anteriores que pronosticar, predecir o, también, prospectar es
una tarea compleja. Cito un ejemplo real, está referido a la cotización de la
moneda corriente estadounidense en el mercado abierto y tomando como referencia
su cuantía publicada diariamente a las 5 horas 21 minutos de la mañana de cada
día; igualmente, la referencia horaria ha cambiado recientemente a las 8 y 21.
Un aviso: lo anunciado se puede hacer con otras variables y con datos de otras
fuentes. Y a continuación, se reseña cada sub tarea realizada.
Primero,
se establece un lapso de análisis. Comprende una seguidilla de veintidós (22)
días, en este año. En los anteriores años, se realizó con 21. Segundo, se
elabora una gráfica a semejanza de un electrocardiograma y mediante una
herramienta matemática se determina la expresión numérica de mejor correlación
y coeficiente de determinación. Estos son términos estadísticos.
Tercero,
se analiza numéricamente cual es la igualdad o ecuación que mejor ajusta los
datos provenientes del mercado y se efectúa el cálculo para obtener los
parámetros indicadores de la tasa de crecimiento, o de decrecimiento, promedio
en el período, y el de la cotización origen de la curva representativa. Cuarto,
se obtiene el monto ajustado y se compara con el del mercado. Se obtendrán
valores superiores e inferiores a este y se podrá establecer un patrón de
secuencia de unos y otros. Quinto, se pronostica el siguiente período de 22
días y luego se compara con el del mercado. Sexto, se repiten los cinco pasos anteriores
y el sexto también.
¿A
cuál conclusión se llega con una labor de seis pasos como la mencionada? La más
evidente es que la correlación de datos se produce entre el monto de la
cotización y el ordinal del día y este, en todas las series que se analicen
será del 1 al 22 u otra forma. Una segunda conclusión es la obtención de la
tasa de crecimiento o decrecimiento de la cotización diaria, con la cual se
puede estimar cual sería el Ajuste Anual y considerarlo como una especie de
“Índice de Precios Simples”. Tercero, si se diera a conocer la cantidad de
operaciones que se realizan diariamente y a cuál monto es factible la obtención
de un mejor Índice Prospectivo de la Inflación de una mercancía de intercambio
diario como si fuera un pote de leche.
Dada
la extensión de este título: “Pronósticos”, se hace aconsejable una segunda y
hasta tercera parte para evitar la fatiga del lector sobre un tema que es muy
técnico, muy matemático. Se sigue.
Nelson
Romero Díaz
14.11.019
8:12
pm
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