viernes, 15 de noviembre de 2019


PRONÓSTICOS


Sustantivo de género masculino, número plural, usado para la identificación de unos probables resultados futuros obtenidos con la aplicación de unas determinadas técnicas y sustentados o basados en unos eventos ocurridos.

Es posible elaborar una lista de eventos futuros a sabiendas del olvido de algunos de relativa importancia. Así, por ejemplo: la temperatura del día en cada ciudad del planeta, la siguiente carta de la baraja de póker en una partida de Black Jack, el ganador de una próxima cita de la Formula Uno, el precio de los “comodities” en la Bolsa de valores de Nueva York, el monto del tipo de cambio entre dos signos monetarios.
Por otra parte, aún más difícil es la obtención de otros eventos, por ejemplo: la renuncia de un alto funcionario de un gobierno, la salud de una señorita concursante del Miss Mundo, el asesinato de una figura de la moda, el éxito de una obra literaria, la escalada en estos tiempos al primer lugar en el ánimo de la juventud de una obra musical tal como el “Lago de los Cisnes”

Pronosticar es el arte de identificar el futuro a partir de los indicios. Cuando se habla de: “identificar el futuro” se señala un evento cuyos signos previos, generan una tendencia. ¡Claro! Se puede acertar o errar porque todo cabe en el tema de las probabilidades.
Una buena interrogante es: ¿A qué elemento se enfrenta el “ser social” cuando se le indican unos eventos futuros? El “ser social” es un nombre combinado acuñado para identificar al ciudadano común quien, fundamentalmente, puede reaccionar con incredulidad, con asombro, con fe o con menosprecio.

Reacciona con incredulidad cuando una predicción sobre el futuro de uno de sus afectos no es el mejor. Rememore algún evento cercano a un familiar, un amigo, un conocido o un ídolo suyo. Rememore el impacto causado por escuchar el probable desenlace de un cuadro sanitario en el paciente de un especialista médico.
Reacciona con asombro cuando el evento pronosticado ocurre en el momento justo cuando fue avizorado que sucedería porque las condiciones periféricas del individuo cambian en un instante y lo predicho se hace realidad ¡No lo puedo creer! ¡Ese tipo lo dijo!
Rememórese un hecho ocurrido en Venezuela, cual fue el atentado contra el Presidente Rómulo Betancourt. Recuérdese que, dada la magnitud de la explosión, el estado final del vehículo, la soledad momentánea del entorno urbano post explosión, las probabilidades de sobrevivir fueron consideradas mínimas. Sin embargo, el resultado fue: sus manos quemadas. ¡Asombroso!
Reacciona con fe cuando la persona ha generado mental y espiritualmente unos hilos, como quien maneja marionetas, y se produce el evento deseado. Imagínese a un recién egresado universitario que anhela trabajar en la docencia del alma mater, su esfuerzo mental diario, a una hora específica, con un grado de concentración tal que el individuo sude. Recibe su buena noticia y, es entonces, cuando el sujeto expresa en su interior ¡Gracias Dios mío, por haberme concedido este pedimento!
Reaccionar con menosprecio es muy común en este país. Los especialistas en materias específicas predicen la segura ocurrencia de ciertos hechos y tanto pobladores como funcionarios públicos argumentan rebatiendo las tesis, sino esgrimiendo razones tales como: “no somos cómo…”; “ese es más honesto que la Madre Teresa de Calcuta”; “¡Que va! nunca llegaremos a ser …”. En estas recientes frases, se ha obviado la mención de los adjetivos con el propósito de no sesgar el contenido de este trabajo. Con esto se cierra este largo paréntesis.

Se decía en líneas anteriores que pronosticar, predecir o, también, prospectar es una tarea compleja. Cito un ejemplo real, está referido a la cotización de la moneda corriente estadounidense en el mercado abierto y tomando como referencia su cuantía publicada diariamente a las 5 horas 21 minutos de la mañana de cada día; igualmente, la referencia horaria ha cambiado recientemente a las 8 y 21. Un aviso: lo anunciado se puede hacer con otras variables y con datos de otras fuentes. Y a continuación, se reseña cada sub tarea realizada.

Primero, se establece un lapso de análisis. Comprende una seguidilla de veintidós (22) días, en este año. En los anteriores años, se realizó con 21. Segundo, se elabora una gráfica a semejanza de un electrocardiograma y mediante una herramienta matemática se determina la expresión numérica de mejor correlación y coeficiente de determinación. Estos son términos estadísticos.
Tercero, se analiza numéricamente cual es la igualdad o ecuación que mejor ajusta los datos provenientes del mercado y se efectúa el cálculo para obtener los parámetros indicadores de la tasa de crecimiento, o de decrecimiento, promedio en el período, y el de la cotización origen de la curva representativa. Cuarto, se obtiene el monto ajustado y se compara con el del mercado. Se obtendrán valores superiores e inferiores a este y se podrá establecer un patrón de secuencia de unos y otros. Quinto, se pronostica el siguiente período de 22 días y luego se compara con el del mercado. Sexto, se repiten los cinco pasos anteriores y el sexto también.

¿A cuál conclusión se llega con una labor de seis pasos como la mencionada? La más evidente es que la correlación de datos se produce entre el monto de la cotización y el ordinal del día y este, en todas las series que se analicen será del 1 al 22 u otra forma. Una segunda conclusión es la obtención de la tasa de crecimiento o decrecimiento de la cotización diaria, con la cual se puede estimar cual sería el Ajuste Anual y considerarlo como una especie de “Índice de Precios Simples”. Tercero, si se diera a conocer la cantidad de operaciones que se realizan diariamente y a cuál monto es factible la obtención de un mejor Índice Prospectivo de la Inflación de una mercancía de intercambio diario como si fuera un pote de leche.

Dada la extensión de este título: “Pronósticos”, se hace aconsejable una segunda y hasta tercera parte para evitar la fatiga del lector sobre un tema que es muy técnico, muy matemático. Se sigue.


Nelson Romero Díaz
14.11.019
8:12 pm

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